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Femicidios en tiempos de COVID-19: Seis meses de pandemia

Publicado originalmente en: https://elmachismoespandemia.org/

A seis meses del COVID-19 en Nicaragua, desde el Observatorio por la Vida de las Mujeres se reportan 39 casos de femicidio y el 37% de los asesinos no están pagando por el delito. Entre el 17 de marzo y el 17 de septiembre, conmovedores titulares sobre femicidios se cuelan entre las noticias que compiten por la primera plana de los medios, entre la crisis sanitaria y la crisis sociopolítica que afecta al país desde 2018.

Pero el problema de la violencia machista, que día a día acaba con la vida de las mujeres, es una crisis de vieja data sobre la cual vienen alertando las organizaciones feministas. En los últimos tres años y de acuerdo al Observatorio de Católicas por el Derecho a Decidir, esta problemática ha venido en aumento: 51 casos de femicidio en 2017, 57 casos en 2018, 63 mujeres asesinadas en 2019 y a la fecha de publicación de este reportaje (17 de septiembre 2020) se contabilizan 55 femicidios en 2020.

Por la espalda y a quema ropa

El 7 de abril un vigilante de una gasolinera de Managua, disparó a quema ropa a una niña de 13 años que se mantenía en el sector con una escopeta. El femicida de 56 años se encuentra detenido esperando juicio. Este mismo hombre en 2007 fue acusado de homicidio, pero 5 meses después fue liberado al no presentarse la familia de la víctima.

En los días posteriores al femicidio, la Policía Nacional emitió un comunicado donde revictimizó a la niña, indicando que el hecho ocurrió por culpa de ella, por haber robado una botella de aceite y por andar sola en la madrugada. Mientras organizaciones feministas y organizaciones por los derechos de la niñez denunciaron la falta de regulación a las empresas de vigilancias y el control del uso de armas de fuego en el país.

Emboscada y ahogada

A finales de ese mismo mes, después de estar desaparecida por dos semanas y ante la insistente búsqueda de sus familiares: la Dirección General de Bomberos buscó por varios días el cuerpo. “Encuentran cuerpo de muchacha desaparecida dentro de un pozo. El femicida confesó violarla antes de matarla”, reportaron los medios de comunicación.

Tatiana vivía en Ciudad Sandino, tenía 19 años y a su corta edad era madre de dos hijos, mismos que ahora se encuentran en la orfandad. Los hijos de Tatiana se suman a la lista de otros 24 menores que han quedado huérfanos producto de la pandemia de los femicidios.

Dos femicidas y una pequeña víctima

Una niña de 11 años originaria de Chontales, que en primera instancia fue reportada como desaparecida, fue asesinada el 18 de junio por dos cirqueros de su pueblo, un adolescente de 16 años y un adulto de 42. Al conocerse el caso, surgieron rumores sobre la supuesta comunicación entre la niña y uno de los cirqueros, dando paso a la condena social contra la madre de la niña.

Ante el hecho, la comunidad conmocionada se plantó frente al circo a manera de protesta exigiendo justicia. Las autoridades cancelaron el permiso de operación al circo, de origen mexicano y fueron expulsados del país.

“Ha habido un abandono del Estado, de los medios de comunicación y de la sociedad con los problemas de violencia que viven las mujeres. Con abandono me refiero a menos atención, menor relevancia, en especial con el incremento de la crisis por COVID -19, pues si se compara la cobertura de los medios y la atención que la sociedad presta a este problema con el tema de la violencia hacia las mujeres, es bastante obvio que los medios han relegado la temática y que los problemas que vivimos las mujeres no son percibidos como importantes porque además se perciben como problemas recurrentes, por no decir comunes”, expresó Alejandra Fonseca, Comunicadora y activista, encargada del monitoreo de casos sobre femicidios a través del Observatorio por la Vida de las Mujeres.

Muerta “por COVID”

El 13 de junio una mujer de Waslala murió luego que su pareja le aplicara una inyección después de que ambos discutieran. El femicida dijo a los medios que fue por COVID e inmediatamente la enterró, luego de esa misteriosa noticia no se supo más.

Dos hermanitas asesinadas en Mulukukú

El 12 de septiembre dos hermanitas, provenientes de la Costa Caribe Norte, una de 10 y otra de 12 años, fueron cruelmente asesinadas por Rosario Soza. El femicida de 33 años quien era conocido por la familia de las niñas y que primeramente las secuestró, luego las abusó y después de asesinarlas las desapareció.

9 de las 37 mujeres asesinadas en lo que va del COVID, provienen de la Costa Caribe y para entender la dimensión de este dato, es importante tener en cuenta que: “La violencia de género que viven las mujeres costeñas, que conlleva a la privación de la vida pasa por otros factores, entrecruces, imperfecciones que vienen a aumentar su nivel de vulnerabilidad ante una situación de violencia, pues el femicidio que se da en la zona responde a manifestaciones de violencias desde el poder del Estado que han sido continuas y que siguen siendo continuas a lo largo de sus vidas, como la falta de ruta de acceso a la justicia, de abandono en inversión económica, social, educación, salud para la región y de un alto grado de racismo desde la población mestiza hacia los distintos grupos étnicos que habitan en la Costa”, explicó, Shira Miguel, costeña y feminista.

En el período destacan casos emblemáticos, casos que dan cuenta de la impunidad con que el Estado está abordando el problema de los femicidios que también está alcanzado a las más jóvenes.

A falta de políticas públicas que den respuesta a esta pandemia, el gobierno calla y la Policía Nacional se refiere “a homicidios comunes o asesinatos pasionales”, para no reconocer los casos de femicidios.

Entre mayo y julio del presente año y en medio de la crisis sanitaria, la Policía Nacional liberó a 4,420 reos comunes. Organizaciones feministas denuncian que entre ellos se encuentran más de 500 hombres que habían sido condenados por los delitos de abuso sexual, proxenetismo, explotación sexual y femicidio.

Ante este escenario, las mujeres están lidiando con un riesgo latente, no sólo por el coronavirus, sino porque muchas son víctimas de violencia y sus agresores fueron liberados. 

Texto: María Martha Escobar

Portada y collages: Candelaria Rivera